Las primeras corrientes libertadoras comenzaron en la mitad del siglo XVIII, con un periodo de crisis económica progresiva de España y un brote de numerosas guerrillas y conspiraciones rebeldes , como de Juan Santos Atahualpa (1742 a1761), Túpac Amaru II (1780), Aguilar y Ubalde (1805), Francisco de Zela (1811),
etc. De la misma forma existió la campaña intelectual criolla, que llegó en su última etapa a enfrentamientos armados con las tropas realista.
A comienzos de julio de 1821 se vivía en Lima una tremenda escasez de alimentos, las tropas realistas no contaban con recursos y los patriotas ya habían conseguido importantes victorias al interior del país, en tanto la población entera reclamaba la presencia del libertador.
El general San Martín, por sus dotes de gran estratega, comprendió que la libertad de su patria (Argentina), no estaría totalmente segura mientras el Perú no fuera liberado, pues aquí estaba el núcleo de las colonias españolas en Sudamérica, donde la corona española tenía su máximo poderío de ultramar. Fue entonces que preparó su arribo a nuestro país, llegando primero a Pisco y luego a Huaura, para llegar de incógnito a Lima a las siete de la noche del 10 de julio de 1821. El virrey La Serna había huido de la capital el 6 de julio, no sin antes haber enviado a San Martín un mensaje pidiendo piedad para los mil soldados realistas que se hallaban en los hospitales, así como respeto por las familias españolas que por lealtad al rey habían sido fieles a sus convicciones.
Al día siguiente, San Martín ocupó el palacio de Pizarro, ordenando protección para los españoles, prohibiendo que se les injuriara y ordenando reemplazar las armas reales con el escudo nacional dibujado por él mismo en Pisco. El 25 de julio, San Martín izo su entrada pública y triunfal, en medio de aclamaciones y aplausos. El día 15 se reunieron en el Ayuntamiento de Lima, a invitación del general, con la finalidad de acordar y firmar el acta declaratoria de la independencia del Perú.
Fue así que el 28 de julio se organizó en Lima la anunciada proclamación de la independencia. San Martín salió de palacio escoltado por un batallón que lucía las banderas desplegadas de Buenos Aires y Chile y se dirigió hacia plaza Mayor, donde se había levantado un escenario provisional. Ya sobre el escenario, y ondeando con la mano el nuevo pabellón peruano recibido de manos del señor Gobernador, San Martín pronunció estas célebres palabras: “DESDE ESTE MOMENTO EL PERU ES LIBRE E INDEPENDIENTE POR EL VOTO GENERAL DEL PUEBLO Y LA JUSTICIA DE SU CAUSA; QUE DIOS LO PROTEJA, ¡ VIVA LA PATRIA!, ¡ VIDA LA LIBERTAD!, ¡VIVA LA INDEPENDENCIA!”
Hoy como peruanos orgullosos de nuestros heroes y nuestro historia solamente en señal de patriotismo debemos embanderar nuestras viviendas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario